Geolectura

Sistema Glaciar

En los días más cálidos del verano austral, aún hoy existen lugares en las montañas que jamás suben de 0°C de temperatura. Allí las nieves se acumulan y el peso recristaliza el hielo, convirtiéndolos en roca dura que baja por la montaña. Toneladas de hielo que arrastran las rocas, fracturando, lijando, triturando, cual mortero, para llevarlas allí donde la pendiente y la velocidad descienden, donde la temperatura derrite el frente de hielo y lo obliga a soltar su carga. Entonces, el clima pone el límite y el hielo lo dibuja dejando un cordón de sedimentos; una morrena. Que como un dibujo en el paisaje nos muestra la extensión del hielo y el clima del pasado.

Los rasgos característicos de un valle glaciar son el lago que genera el derretimiento del hielo, los depósitos formados de las rocas que éste transporta, llamadas morrenas. Y la planicie glaciofluvial que se extiende más allá de las morrenas, donde el desagüe de los lagos glaciares forma ríos que reordenan los sedimentos glaciares camino al mar.

En el mapa se observan los límites alcanzados por el hielo en diferentes momentos de la historia, las glaciaciones más viejas alcanzaron el Atlántico, hace un par de millones de años atrás. Las más jóvenes no se fueron lejos de las montañas. Los lagos glaciares hoy son nuestra principal fuente de agua dulce.

Sistema Fluvial

Desde los mantos blancos de las montañas se alimentan los ríos, rápidos y escarpados cuando las pendientes son altas y un poco más lentos y sinuosos, culebreantes cuando son recibidos por los valles. El agua de los ríos se mueve a menudo sobre camas de sedimentos glaciares, allí remueve los fragmentos de roca, desde arcillas a rocas pequeñas, redondeándolas y reordenándolas. A medida que cava en estos sedimentos un valle fluvial, deja atrás terrazas que fueron el antiguo piso de los hielos.

Costas y playas

La playa es la curva perfecta trazada por la intersección del agua y la Tierra, que delínea la redondez dinámica de la Tierra. Para nosotros y nuestra escasa altura se percibe como un plano infinito, que se extiende más allá del horizonte.

Las playas se dibujan según la influencia de muchos actores. Por un lado el nivel del mar, que baja en los periodos fríos, pues el agua es secuestrada como hielo en las montañas, y sube cuando éstas las devuelven al mar. También la configuración de las placas tectónicas influye en el nivel del mar. Hoy la corteza se está acomodando luego de quitarse un gran peso de encima; el de los glaciares. Al retroceder y avanzar tan rápidamente la corteza oscila también, sólo que arriba y abajo, flotando sobre el manto semilíquido de las profundidades terrestres.

Los cambios relativos del nivel del mar dejan terrazas, con pendientes suaves que son talladas por el ir y venir eterno de las mareas.

Magmas y volcanes

La corteza terrestre es dura y frágil en la superficie, pero a decenas de kilómetros bajo tierra la temperatura sube y la roca se funde, creando magmas. A veces los magmas vienen de lugares aún más profundos, y suben con fuerza, moviéndose por la quebrada roca, calentándola, transformándola, la roca en ebullición a veces se abre camino hasta la superficie y genera grandes extensiones de lavas oscuras o volcanes cónicos, que como flechas apuntan al cielo y disparan columnas de cenizas ardientes. En ocasiones el magma se acomoda en medio de los más de 30 kilómetros de corteza, allí duerme, y lentamente crea la mejor versión de sí mismo, agregado cristalino al mismo tiempo fragilidad conmovedora y fortaleza sostenedora.

Todo esto convive en nuestro mapa, con un orden casi programado los magmas y volcanes se alinean con la convergencia de placas, mostrándonos que nada en la Tierra es producto del azar. 

Estructural

La lectura estructural interpreta los paisajes desde los procesos de deformación que los originaron. La Tierra se encuentra sometida a fuerzas que operan de manera constante, una de ellas es el movimiento de las placas tectónicas, que al interactuar causan intensos procesos de deformación: alzan cordilleras, modelan el relieve y esculpen el paisaje. Desde la geolectura estructural es posible agrupar los paisajes magallánicos en tres dominios: Andes Patagónicos, Precordillera y Cuenca de Magallanes. Magallanes se encuentra en una región de alta actividad tectónica: la placa Antártica se desplaza hacia el noroeste, donde converge con la Placa Sudamericana y genera una intensa fuerza de compresión responsable del alzamiento de los Andes Patagónicos. Altas y escarpadas montañas caracterizan los paisajes andinos que repletan el sur-oeste de la región.

La magnitud de la fuerza tectónica decae hacia el noreste: la topografía reduce su altura, y se torna suave y ondulada. Así se origina el paisaje distintivo de la zona precordillerana, o Faja de Magallanes.

Finalmente, toda cordillera culmina en una cuenca, una depresión en la topografía que al llenarse de sedimentos genera paisajes extensos y llanos. La Cuenca de Magallanes domina el noreste de la región, dando origen a la inconfundible pampa patagónica.

Esta geolectura brinda entendimiento del paisaje, evoca la magnitud de la fuerza que lo creó, y de los millones de años que tardó en formarse. Contemplar el paisaje con esta mirada alude a lo transitorio y efímero de la existencia humana, y acentúa la belleza del entorno natural.