Son los dientes filosos del hemisferio sur, los cuales resguardan estoicos las espaldas de Puerto Williams, la ciudad más austral del mundo. Se encuentran en el corazón de la Isla, y sin duda ellos son los protagonistas de la comuna Cabo de Hornos, donde año tras año se han ido convirtiendo en uno de los paisajes explorables más cotizados de la patagonia.
Estos dientes fueron por miles de años la torre central y la más alta en el reinado del territorio ancestral yagán, donde un modo de vida sostenible, nómada y canoero fue el sistema político imperante que esparcía y escabullían entre los fiordos y canales.
No hay duda que esos picos deben ser testigos de los diversos paisajes culturales que se han ido formando a sus faldas, observando la transición de un sistema de vida conectado profundamente con el entorno natural, hasta hoy donde se encuentra una sociedad contemporánea en parte desarraigada, pero que por otro lado, se ha podido ir profundizando en conocimientos científicos de esta inigualable biodiversidad.
Geolectura
Al sur del Canal Beagle emerge el último segmento, el extremo meridional de los Andes Patagónicos: los Dientes de Navarino. Asemejan a una sierra dentada, una serie de pináculos piramidales, ordenados de Oeste a Este, que decoran imponentes el panorama de Puerto Williams.
Su forma y altura destacan del resto de la Isla de Navarino, formada, en su mayoría, de rocas sedimentarias: blandas, de poca resistencia y susceptibles a la inclemente erosión glacial. Los Dientes, en cambio, están formados en rocas ígneas, magmas calientes que ascendieron desde las profundidades de la Tierra e intruyeron entre la secuencia sedimentaria, formando capas de hasta trescientos metros de espesor.
El contraste de dureza y resistencia entre estos dos tipos de roca hace que los Dientes de Navarino destaquen protagonistas, son los aislados y solitarios sobrevivientes a la acción erosiva del hostil clima Austral. Con ligero detenimiento se aprecian fracturas verticales que atraviesan sistemáticamente a esta cadena montañosa.
Estas grietas se remontan al momento en el que el magma caliente ascendió a la superficie, cuando las rocas, víctimas de un un contraste térmico traumático, se enfriaron y redujeron abruptamente su volumen, fracturandose en el proceso. La presencia de estas fracturas sumada a la activa acción esculpidora
de los glaciares son los artistas responsables de la bella forma aserrada que bautiza a los Dientes de Navarino.