Los verás justo al final de Bahía Inútil, posados sobre el lienzo horizontal de la estepa patagónica, espolvoreados de forma aleatoria y hasta curiosa.
Son rocas gigantes talladas y moldeadas por el proceso del tiempo que presenció Tierra del Fuego.
Son parte de un proceso casual, parte de una historia errónea, de un olvido o más bien un abandono masivo.
Millones de años después de su masivo abandono en medio de la pampa llegaron los Selk´nam a darles un consuelo, pues junto a ellos cohabitaron, compartieron y en algunas ocasiones aquellos erráticos les brindaron un refugio, sintiéndose así funcionales, valorados, un poco menos lejos del olvido.
Sin embargo aquellos ancestros pedestres perecieron y los erráticos inamovibles y arraigados a su hábitat persistieron y cuando nosotros no estemos, ellos seguirán, en una eterna historia de errores y olvidos.
Geolectura
Estos bloques de granito provienen de la Cordillera Darwin, decenas de kilómetros al sur de su ubicación actual. Un día, los glaciares los desprendieron, envolvieron y llevaron consigo.
Así comenzó su travesía sin retorno; de la montaña a la pampa, de la cordillera a la bahía. Poderosos, pero efímeros, los vehículos de hielo se desvanecieron, y los bloques forasteros emergieron desnudos y solitarios.
Hoy decoran pacientes la pampa y atestiguan el paso del tiempo, imperturbables por los ciclos pasajeros.
La línea que trazan mar y tierra, fue un capricho de los hielos. Los grandes erráticos nos muestran en líneas concéntricas a la bahía donde están todavía los lavados restos de las morrenas laterales y frontales de los avances glaciares de fines del Pleistoceno.